Por: María Fernanda Bonilla
El sentir miedo es algo común en todos, siempre hay situaciones, objetos o experiencias que nos generan temor. En los niños, se considera una reacción natural y parte de su proceso evolutivo, es manejable y cambia durante los años, pero, si este se presenta de manera persistente e intensa durante mucho tiempo, alterando la vida, ¿Se le sigue considerando como miedo? O ¿Sería el caso de una fobia?
Las fobias forman un grupo de trastornos de ansiedad y se entienden como el MIEDO IRRACIONAL y PROLONGADO (más de 6 meses) ante algún objeto o situación, además, genera respuestas fisiológicas como sudoración, llanto intenso, ira, incremento de ritmo cardiaco, y conductas inadecuadas para el menor y para su entorno, LIMITANDO SU DESENVOLVIMIENTO, pues, al existir una específica fuente de angustia, el niño tiende a evitarla, lo que puede generar una alteración en su rutina o comportamiento cotidiano.
Por ello, es importante identificar y diferenciar la fobia del miedo, para poder realizar el abordaje adecuado. Con la terapia psicológica se busca ayudar al menor para que logre superar ese miedo, por ende, la fobia.
Recuerda que en estos casos es importante buscar atención y acompañamiento psicológico.
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